miércoles, 10 de noviembre de 2010

En la mente.


Las calles al anochecer se vuelven turbias y confusas.
La tenue luz de alguna farola ilumina el paraje tras el vendabal, enfundados en nuestros más gruesos abrigos andamos con velocidad con el deseo de llegar a casa.
Varios días soy consciente de tal episodio. Y acaba formandose tradicional
capto los sonidos en el ambiente y me conozco al vecino que pasea al perro tan tarde.
Apenas son unos minutos los que el frío me cala en los huesos, pero se hacen eternos ante mi maguyado cuerpo y mis contraídos músculos.
En la mente rondan pensamientos referentes a todo, a el día a la noche, a él y a ella.
A los gatos y a los vagabundos perros, a la música y al cine, transformandose en sueño que se difunde poco a poco hasta sacar las llaves de mi bolsillo abrir el portal. El ultimo humo blanco se escapa de mis labios a causa del frío, pero al entrar al pasillo se extingue. Mis pasos son ágiles, y con velocidad, ya que aún sonando patético mi portal me da miedo, siento que alguien va a estar esperando en el ascensor para atacarme.
Cuando llego, obviamente. Nadie.
Subo y pulso el botón, se cierran las puertas y empiezo a subir, de vez en cuando tarareo una canción, otras me voy desabrochando los zapatos.
Al llegar arriba abro la puerta, saludo, libro a mis piés de la opresión del calzado, me tumbo sobre la cama, y mañana será otro día.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Como un Jajilé Azul.

De pequeña me contában el cuento del Jajilé azul, trataba de un gris jabalí que odiaba ser un jabalí. Entonces cambió por completo su cuerpo adoptando el azul de los peces las alas de la gaviota, el cuello largo de una jirafa, entonces estaba feliz, pero tenía una gran duda ¿Qué animal es ahora? , Buscó y buscó, hasta que una niña de la ciudad le dijo que era un Jajilé azul, ahora sabía quien era, pero la felicidad no le duró mucho pues descubrió que no tenía semejantes, ni amigos, y lloró y lloró, deseando volver a ser un jabalí gris. Cansado de tanto llorar se durmió escondido en el bosque , y al despertar ¡SORPRESA! Era de nuevo un jabalí gris, y pudo volver a jugar con los demás jabalíes.

¿Qué decir? Que las ansias de cambio y de originalidad nos hacen perder la cabeza convirtiéndonos en monstruos únicos sobre la superficie.
No digo que haya que ser copias exactas de todas las personas, pero no podemos obsesionarnos co ser únicos. Ya que como quien dice : Eres único, exactamente igual que todos los demás.