Tras diez días en un ambiente circense , las cosas de mi punto de vista han cambiado
he aprendido a valorar las cosas pequeñas, y a aprender a disfrutar de cada momento.
A vivir las emociones a flor de piel, a percatarme de cada tacto, y a buscar nuevas aficiones sencillas que hacen sentir bien.
He aprendido a captar las pequeñas hondas de música que producen los altavoces de una berbena de pueblo.
He aprendido el placer que genera subir cuestas empinadas en bicicleta y superarte a ti mismo
He aprendido el verdadero valor de un payaso
He aprendido que una nariz roja, es más que un trozo de plástico, si no una máscara que te hace generar magia con el aliento del sol.
Subirse a un trapecio y volar, y conseguir atravesar la cuerda sin fallar.
Tantas cosas que nadie aprenderá jamás, tantas cosas que jamás voy a olvidar.
Tantas muchas cosas, que tendré que aprender, y muchas otras cosas que por desgracia olvidaré.