Malditos seamos yo y mi sonrisa.
Siempre me delata joder!.
Pero bueno, esas pequeñas cosas que tenemos cada uno en cuestión
son las que nos definen, las que nos hacen especiales esenciales, y maravillosos.
Cada defecto tiene una belleza drástica que contrasta cualquier perfección generada por un ídolo.
Así que yo, ahora mismo odio mi sonrisa, ya que mis sentimientos se escapan entre el hueco de los dientes.
Pero , ¿saben qué?
Que lo sepan! que me da igual.
Pues lo bueno, nunca está de más. ¿O no?
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Los unicornios dijeron