Me importa tán poco el color.

Loros de mil watios.
Pendientes , colgantes.
pulseras de marfil, hinchadores de ruedas
altavoces pequeños, de esos , Que no suenan

.

Que frágil y pequeña es.
Única en la familia, con rasgos faciales pálidos y ojos azul cielo.
De donde salió esta dulzura? Esa embriagadez de sus actos?
Esa inteligencia entrañable en una niña de 6 años?
Como es posible que sepa hacer sistema de ecuaciones?.
Pero ella es así. Débil por fuera, imponente y abrumadora desde el interior.
Es diferente. No a las niñas o niños. Diferente a la humanidad.

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Malditos seamos yo y mi sonrisa.
Siempre me delata joder!.
Pero bueno, esas pequeñas cosas que tenemos cada uno en cuestión
son las que nos definen, las que nos hacen especiales esenciales, y maravillosos.
Cada defecto tiene una belleza drástica que contrasta cualquier perfección generada por un ídolo.

Así que yo, ahora mismo odio mi sonrisa, ya que mis sentimientos se escapan entre el hueco de los dientes.
Pero , ¿saben qué?
Que lo sepan! que me da igual.
Pues lo bueno, nunca está de más. ¿O no?

R.

Me gustan las palabras con R.


Risueño.

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Ya tengo un vestido.
Se me hace tán raro, es de rayas azules y blancas.
Es pomposo y elegante.
Tendré que ponerme zapatos. Y medias.
Parece sacado de la revista del corte inglés , me da miedo
Incluso más que las escaleras mecánicas, y mira que les tengo pavor.
No quiero ponerme un vestido. No me gustan, me aterran.
Malditas sean las comuniones, y sus críticas vestimentarias.
Odio los vestidos. Y también odio los zapatos.

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Soy feliz.
Me gusta como son las cosas.
Porque las luces de las mañanas son dulces , y embriagadoras
Porque los atardeceres se depositan con cuidado trás la ciudad
Porque el sol radiante de calienta el corazón
Porque la fria nieve en una tarde de escarcha nos enfría los sentimientos.
Porque los días pasan rápidos
Porque los días pasan lentos
Por tantas cosas, tantas cosas que hacen que la vida la pena.
Normalmente las cosas pequeñas son despreciables, pero yo creo que son más importantes que las grandes.
Así, que organizaría un Gran brindis.
Por el valor de las cosas pequeñas.

Tengo miedo.
Si joder por desgracia tengo miedo.
Tengo miedo a perder, por equivocaciones insípidas de una boca maltrecha.
Siempre que expreso mi opinión o un sentimiento enternecido cae en una base equivocada
en la que genera una destrucción masiva, de cualquier relacción.
Por eso, soy idiota
Soy idiota y tengo miedo.

Antes un Sábado era eso un sábado.

Pero un día sin avisar pequeñas personas fueron dejando su huella.

Una tras otra iban generando una nueva imagen en mi mente para un SÁBADO.

Ahora, cada vez que pienso en sábado pienso en ellos.

Vivos lúcidos y amables, que siempre están ahí. Afables.